martes, 15 de mayo de 2007

Homenaje a Oesterheld


Feria del Libro de Buenos Aires 2007: pequeña crónica de un día extraordinario.


Foto 1. Felipe Avila y su hijo Gonza, a cada lado
de un acartonado Eternauta en exhibición

Este año, abrí las visitas a la Feria del Libro 2007, junto a mi familia, el día de la presentación de la charla por la conmemoración de los 30 años de la desaparición de Héctor Germán Oesterheld. Ya en la fila para entrar vimos a miembros notables de los Foros de Historieta, como Mariano Chinelli y el experto en Alberto Breccia, Gustavo Ferrari. También se lo vio a Hernán Ostuni y alguien me comentó de la presencia del cineasta Gustavo Mosquera. La charla comenzaba. Elsa Sánchez de Oesterheld fue ubicada en un asiento en el centro de la escena, frente a una sencilla mesa, junto al primer dibujante de "El Eternauta", Francisco Solano López, el notable dibujante de “Evaristo”, “Ana” y “Ministerio” entre otras. Al lado de cada uno de ellos, el reconocido escritor e investigador de la “Bañadera del Cómic”, Fernando García (reemplazando al anunciado Ferreira en los volantes y promociones) y Cristian Mallea, artista de La Productora, como moderador del debate, siempre medido y correcto, salvo cuando exageró en la presentación con un: “Solano, el más grande dibujante argentino”, dijo sin rubor de parte de Solano, que escuchó sin mostrar gesto de modestia alguna y sonrió en silencio, como si tal cosa fuera absolutamente cierta.


El discurrir fue amable con las lógicas posturas contrapuestas entre el decir de Solano: “Héctor escribió lo que yo quería en ciencia ficción y estaba deseando dibujar”, que parecía entrever que HGO escribía a su encargo, y lo de la familia del escritor: “ Héctor tenía muy claro al empezar a escribir "El Eternauta" lo que quería expresar, sus ideas sobre el ser humano”; o cuando hablaron de la futura película del viajero de la eternidad: “Nosotros, la familia, no queremos que la versión en cine del Eternauta sea una especie de Star Wars, de guerra de las galaxias, no queremos que se pierda ese sentido humanista que tiene, esas ideas y filosofía que expresa”, “yo tampoco quiero que pase eso, seguro que no, por supuesto pienso en esto igual”, dijo Solano, que parecía por momentos quedar algo fuera de foco, cuando se hablaba de la aparentemente inminente versión en cine. También era notoria la diferencia y el aire podía cortarse por un cuchillo invisible cuando Solano reiteraba (lo dijo en tres oportunidades) que él había podido sacar del país a tiempo a su hijo, militante montonero y llevárselo, mientras que Elsa asistía en silencio a estas afirmaciones tan obvias como innecesarias, porque su caso familiar es otro, como la mayoría de los asistentes a ese acto sabíamos.



Foto 2. Elsa Sánchez y Solano López

Fue muy sentido lo dicho en esa mesa sobre todo cuando le tocó el turno a Elsa, que vibró la cuerda más sensible de los asistentes al hablar de la pérdida de las vidas de sus hijas, yernos, nietos y –claro– la de Héctor Germán. Sus nietos Fernando y Martín asistieron desde primera fila al relato por enésima vez, y por tal caso, aunque para muchos la historia era conocida, no por eso pudimos evitar las lágrimas: aquí no estaba el relato de una familia, la de un historietista, desgarrada y perdida, aquí en esa sala estaba el relato de la destrucción de nuestra Argentina, en carne propia, y así lo percibimos.



Foto 3. Afiche de HGO

El afiche que aquí adjuntamos, por los 30 años de la desaparición de Oesterheld, es inédito y pertenece a la autoría de Felipe Avila, fundador de Rebrote.


Hubo tiempo también para la descripción sobre las historietas, relatos seguros, firmes y precisos en boca de los especialistas y luego llegaron las preguntas del público, como la de un turista que pretendía se le explicara “que más había aparte del Eternauta”, en dos minutos, o la mía, que quise hacerle hablar a Solano sobre Marvo Luna: “Señor Solano, los que tenemos como yo, 45 años, antes del Eternauta leímos otra historieta hecha por Héctor y por usted, que tenía muchas similitudes con el Eternauta, y que salía en Billiken: Marvo Luna”. El maestro Solano desestimó similitudes y pareció no querer recordar esa gran obra de la ciencia ficción vernácula. Yo insistí, aprovechando que Mallea me había alcanzado el micrófono: “sin embargo están (las similitudes): el héroe en grupo, el invasor por la ciudad; para los que no conocen esta historia, Marvo Luna es un juguetero que en el subsuelo de su juguetería, tiene un laboratorio con el que combate la invasión extraterrestre”. Elsa en cambio tomó la posta y remarcó: “hay muchas historietas hechas para un público infantil, para niños, que deberían poder reeditarse y darlas a conocer. Héctor escribía muy bien para los niños”. Y vaya que lo sabemos, sus fieles lectores.



Felipe Ricardo Avila
© 2002 Rebrote Ediciones
http://www.rebrote.com/

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